martes, 10 de noviembre de 2009

Otra vez será


Agüero alimentó inútilmente la esperanza
Y van… demasiadas veces las que el Aleti no sólo no gana, sino que ni molesta al Madrid. Ya viene siendo habitual que nuestro equipo salga al campo perdiendo, porque un año pueden meterte un gol a los cinco minutos o dos o uno, pero que esto se repita año tras año, ya huele a rancio.

El partido del sábado se puede resumir en que se regaló el primer tiempo, sin presionar al Madrid y dejándole jugar a sus anchas, permitiéndoles pasar, recibir, mirar, volver a pasar, volver a recibir y si no eran capaces de marcar se les ponía el balón en bandeja de plata donde mejor les cuadrara y que tiraran. Así cuando quisimos darnos cuenta ya habían caído los dos primeros y por si quedaba alguna duda, Perea se encargó de eliminarlas y decirle a Higuaín: yo me enredo con el balón, tú me lo quitas, yo hago como si te lo quisiese quitar y tú marcas sin oposición. Y como Higuaín otra cosa no será, pero bien “mandao” lo es un rato, pues hala, obedeció y metió el tercero. Después vino la expulsión de Ramos y un conato de remontada para que nos fuéramos contentos para casa, pero no, nos habríamos ido contentos si se hubiese ganado.

A partir de aquí ya hay pocos análisis por hacer. Seguro que en muchos de ellos se verán favorecidos los jugadores del Aleti, precisamente por ese conato de reacción, pero eso es un mal consuelo, no podemos seguir agarrándonos a si entra o no la ocasión de Simão o Agüero. Si no se hubiese entregado el primer tiempo entero, quizás esas ocasiones perdidas sólo habrían servido para aumentar una supuesta ventaja.

Está claro que el Madrid tiene un equipo que da miedo, pero si encima se le hacen regalos, pues pasa lo que pasó. Se puede hablar de la mala noche de la defensa, de los errores y falta de presión en el centro del campo, donde destacó un Cléber que la buscaba y la pasaba, aunque también hay que hacerle cargar con el baldón de ser el que entregó el balón a Kaká en el primer gol. Raúl García no fue el de otras ocasiones y Jurado, que empezó a entonarse al final de la primera parte, parecía ir pidiendo permiso al contrario para ganar un balón. Se suponía que era el enganche con Forlán, pero su apatía hizo que el delantero quedara bastante descolgado. Reyes intentó hacer lo suyo y Simão lo intentó, no se sabe muy bien qué, pero lo intentó. El portugués es junto con Forlán uno de los jugadores que están más fuera de punto en la actualidad, pero que lo intentan suplir con lucha. Está claro que esto no es lo suyo y que si tienen que basar su juego en la lucha se convierten en uno más, pero al menos demuestran amor propio. Tal es el caso de Forlán, pero a nadie se le escapa que en cualquier momento puede volver a marcar uno o dos goles y repetir la jornada siguiente y recuperar la “finezza” con la portería contraria. Aunque tampoco debería resultar un drama el que se quedara sentado en el banquillo una, dos o las jornadas que sean. No se si será éste el caso de Agüero, pero aunque todo el mundo se extrañe de su suplencia y algunos no entiendan por qué no salió de inicio, cuando además luego se convirtió en el revulsivo del equipo. Puede resultar extraña su suplencia, pero más raro me resulta a mi ver como ya son varios los entrenadores que en determinados momentos tienen que prescindir de él en el inicio de los partidos. Ya sería demasiado capricho y muy repetido, el dejarle en el banquillo porque sí. Ha llegado Quique y el misterio del Aleti sigue sin resolverse. Bien es verdad que se ven síntomas de mejora, pero si empezamos a contentarnos con dar una buena imagen sin ganar, mal vamos.

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