lunes, 19 de octubre de 2009

Siempre vamos tarde, para acabar haciendo el ridículo


Agüero, la imagen de la desesperación
Este es el sino del Aleti a día de hoy. ¿Qué podemos hacer? ¿Echamos al entrenador? ¿Echamos a los jugadores? ¿Echamos a la directiva, a la que por otro lado no hay quién eche?¿A quién echamos? Al final conseguirán que nos vayamos nosotros, los que sentimos vergüenza de tener un equipo indigno, acomodado en la vulgaridad y creyéndose que el Aleti es un equipo de segunda fila que no puede competir casi contra nadie.

Contra Osasuna se repitió el esquema de siempre, se sale a ver qué pasa, se tira el partido casi nada más empezar y cuando ya no hay remedio a correr, como los malos estudiantes que se vuelven locos haciendo chuletas el día antes del examen. Entonces sí, entonces parece que se sienten capaces de ganar a cualquiera pero no, así es muy difícil ganar un partido. Se crean ocasiones, se fallan y resulta que el fútbol nos trata demasiado mal. ¿Y cómo trata el Aleti al fútbol? ¿Cómo trata a los que cada lunes, miércoles o jueves tienen que ir al trabajo o ir al colegio sin poder sentirse orgullosos de sus colores?

Ahora el clavo ardiendo se llama o “cambiar de entrenador” o “fichajes de enero” Lo de cambiar de entrenador no sé si será la solución, habría que cambiar tantas cosas. Como por ejemplo el director deportivo que parece que si no tiene una chequera bien nutrida no es sabe fichar. ¿Cuántos jugadores ha fichado el Atlético de Madrid que hayan dado el salto de calidad que un director deportivo podría atisbar? ¿Varela? ¿Jurado? ¿Cléber? Pero parece que ahora o fichamos unos superfiguras o no hay nada que hacer, aunque si así fuera que más da, si en el Aleti se sufre el síndrome de “fichar para un puesto y colocarlo en otro”. Aún recuerdo cuando se fichó a Manolo y el líder de la radio de aquel momento se preguntaba que quién era ese tal Manolo que nadie conocía, o un tal Arteche que soportó la defensa durante años o Kilo, emblema del maltrato que un club puede dar a un jugador que dio todo lo que tenía por la camiseta rojiblanca. Otro caso es el de los prejubilados que no valían para otros, pero sí para el Aleti y que nos dieron un rendimiento más que aceptable como Landáburu, Schuster, Pantic o Penev. Sin hablar de los canteranos, destinados a ser maltratados hasta conseguir que se vayan. Como ejemplo muy claro está el de ese del Madrid que bate records y que parece tener más vigor, por ser delicados, que media plantilla nuestra. O el mismo Fernando Torres al que los directivos querían obligar a marcharse para quedar a salvo de las posibles iras del público por la salida del ídolo. Y aún quedan unos cuantos a los que desgraciadamente veremos triunfar con otra camiseta que no sea la del Atlético de Madrid, De Gea, Domínguez o Koke y Keko. Ah y que nadie espere caras nuevas para Navidad.

Después de todo esto, ¿a quién hay que echar? La cosa está complicada porque entre todos la mataron y ella sola se murió. A propósito, estamos buscando centrocampistas, mediapuntas y De las Cuevas volvió a marcar dos goles con el Sporting, que ya tiene mérito.

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